Embargada por la emoción, nerviosa, con admiración, he disfrutado de una tarde con Luis García Montero y no cambiaría mucho de cualquier tarde en la que leo su obra si no fuera porque físicamente compartimos el mismo aula.
No le perdí de vista ni un segundo, tomé notas de sus inteligentes y reflexionadas conclusiones, admiré la facilidad de su palabra y nos metió a todos en el bolsillo,aunque sólo unos pocos sabíamos la gran oportunidad que estábamos disfrutando. Y la pasión y la emoción me desbordaron. En realidad, no recuerdo en mí tanta inquietud ni de pequeña en Cabalgata de Reyes. Tanta cultura, saber, don natural me desata una sed incontenible de querer aprender, ansias de pasarme horas junto a maestros tan grandes por la cantidad de conocimientos que transmiten. Yo siempre he querido conocerlo todo: el porqué de las cosas me convierte en inconformista, me gustaría entender sobre física, sobre aviones, sobre biología, historia del arte, más idiomas, más culturas, geografía, ingeniería...mil cosas.
Tras una merecida felicitación por su magnífica exposición, me saluda con dos efusivos besos y me regala una dedicatoria en su última publicación que he mirado ya unas diez veces:
" A Xxxxxx, con mi mejor amistad
en la vida y en la pasión
un beso
Luiz García Montero"
Y me vuelvo a desatar... qué pasional soy. Tal vez demasiado, o tal vez no, gracias a eso disfruto al máximo las emociones.
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Maquinetas apasionadas en mayúsculas