Hola a todos,
estoy hecha polvo, llevo desde las 7 am en pie. Vivo a 14 kilómetros de Marruecos (sólo me separa el Estrecho) y ayer me animaron a viajar hoy hasta allí para ir de compras.
Destino: Castillejos (o Fnideq)
Castillejos es una ciudad marroquí a tan solo 7 km de Ceuta con la separación de una frontera. Reconozco que a mí me gusta todo lo foráneo: lo distinto, la novedad, las diferencias culturales...disfruto como una niña entre atracciones de feria; pero todos los demás llevaban otro objetivo. Castillejos es conocida porque ,entre sus zocos, se venden infinidad de productos de imitación.
Ya en el puerto me dicen: 'mira, éstos también van para Castillejos; todos los que veas con bolsos de viaje y trollies van para castillejos: los llevan vacíos para poder traerse el máximo de cosas' Y ahí estaba yo: con mi bolso amazona de ante, sin maleta y expectante por lo que me iba a encontrar.
Cambiar de fronteras siempre es para mí una gozada y la sensación de Marruecos es impactante: mucha luz, trasiego de gente que va y viene por todas partes, muchas voces, olor a especias... Es bajar del autobús y dos situaciones me 'chocan' fuertemente al mismo tiempo: por un lado, los que ocupaban el autobús que nos trasladaba desde el puerto de Ceuta a Castillejos se lanzan a la calle como si fueran de rebajas pero a lo bestia; y por otro, un grupo de niños (de no más de 8 años) con una mano extendida pidiendo.
Los marroquíes son muy particulares: suele verse a los hombres siempre juntos y solos, apenas mujeres, ellos ocupan mercados, zocos, salones de thé (se les llama así, no es ningún error) e intentan seducir en más de una ocasión. Te llaman mujer bonita, te guiñan un ojo descaradamente y son unos vendedores muy activos; cansinos hasta la saciedad pueden ser. Incansables. Mil y una vez te ofrecen collares, pulseras, bolsos y, llegado el momento, sólo puedes repetir: no gracias, sin dejar de ver un montón de manos delante de ti mostrándote cosas.
(Continúo en un segundo post, para no atosigar)
Comentarios